domingo, 19 de septiembre de 2010

6.40 am: me acuesto a dormir una siestita. 8.30 me despierto, buen buenísimo, perfecto. Alarma del celular, perfecto. Lo apago.

Grave GRAVE error.

Tarea para el hogar:
Agregar a mi lista de sueños bizarros para llevar a la psicóloga: Vivo en una casa en la playa, algo me persigue y ese algo escribe cosas en las paredes de color flúo (entiéndase por "cosas", aquellas del estilo de estrellitas verdes y corazoncitos rojos). Y después de la bronca intento romper un vaso contra la mesa, el vaso no se rompe y me rebota todo el golpe en la mano.

Volviendo a tema me despierto. Pensamientos que se me cruzaron por la cabeza, en este orden, (No es un chiste):
- qué suerte, un sueño.
- un momento, un sueño no pasa a menos que haya dormido profundo.
-qué hora es? Telefono, 113...Ah, las siete, entonces puedo seguir durmiendo hasta las ocho...
-pero no puedo haber soñado en veinte minutos de dormir
- Guau, desafío a la neurología! (JURO mayúsculamente que creí que era un descubrimiento neuropsicológico).
- Por qué el 113 me dijo las siete y no las diecinueve?
Prendo TN - 7:00 AM

A todo esto seguía claramente medio dormida, y tuve una especie de brote psicótico.... fui y le grité a mi viejo por qué no me desperto (recordemos: domingo a las 7.00 Am no se grita) y me puteó (no me acuerdo qué dijo) y desperté a mi vieja que también me puteó desde el interior de sus aposentos (tampoco recuerdo qué decía).

Y bueno.
Cuando me desperté y se me fue la locura solo me sentí una pelotuda.

Colorín colorado.

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